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Resistencia a los antibióticos, antibióticos naturales y alimentos-antibióticos

Tuesday 24 th November 2015

Es conocido el problema creciente sobre la resistencia a los antibióticos: la pérdida de efectividad de los mismos debido a la aparición de nuevas especies de bacterias super-resistentes, lo cual se achaca al abuso de prescripción de antibióticos por parte de los médicos. 
Para paliar el problema del abuso de antibióticos, se proclama la utilización de antibióticos naturales como alternativa segura. ¿Realmente existen antibióticos sin efectos secundarios y que no aumenten la resistencia bacteriana?
Una persona consume cada día, formando parte de sus alimentos habituales, multitud de alimentos que, o bien contienen antibióticos en forma de medicamento, o bien tienen propiedades antibióticas. ¿Estamos sometidos a una antibioterapia cotidiana sin saberlo?
En este artículo se tratan los problemas asociados al consumo de antibióticos naturales o convencionales y de alimentos con efecto antibiótico.

Antibióticos en los productos animales y vegetales

Los animales son normalmente expuestos a antibióticos como medida preventiva contra infecciones, además del hecho de aprovechar de que de esta forma toman más peso, y por lo tanto, las piezas de ganado son más valiosas. Se dice que un 80% de los antibióticos producidos en el mundo son destinados a este efecto.
El pescado de piscifactoría es tratado también sistemáticamente con antibióticos.
Estos antibióticos se encuentran posteriormente en los productos animales de consumición humana: carne, pescado, leche, productos lácteos, huevos, etc. Además, las bacterias que habitan en los animales también desarrollan una resistencia a los antibióticos, y estas bacterias resistentes pueden ser transmitidas a los humanos. En cuanto a los productos orgánicos, la legislación española de productos orgánicos prohibe al ganadero el uso de antibióticos para el ganado, pero sí permite a los veterinarios su prescripción en caso necesario. Los antibióticos basados en fitoterapia sí que están permitidos en cualquier caso. (1)
En las verduras, los pesticidas en general tienen también efecto antibiótico.
 

Antibióticos naturales 

Entre los “remedios de la abuela” para combatir las infecciones bacterianas encontramos el ajo crudo, la cebolla cruda, la miel, el zumo de limón, el aceite de coco, etc.
En cuanto a los remedios naturopáticos, existe una gran gama de productos: aceites esenciales, infusiones de hierbas, homeopatía, setas medicinales, y un largo etcétera.
Otros productos que se han utilizado tradicionalmente para la conservación de alimentos tienen también un efecto antibiótico: sal, azúcar, especias y hierbas. 
También tienen efecto antibiótico, aunque no sean naturales, todo tipo de aditivos de efecto conservante. Se trata de todos los productos que aparecen en las etiquetas con la letra E-200 a E-299, aunque algunos aditivos antioxidantes, acidulantes y potenciadores también pueden tener efecto antibiótico.
 

Efecto de los antibióticos sobre la flora intestinal

Como es conocido, los medicamentos antibióticos se utilizan para luchar contra bacterias patógenas cuando existe una infección en el cuerpo. El problema son los efectos secundarios de una antibioterapia: el daño de la flora intestinal con la consecuente diarrea, pérdida de apetito y dolor de vientre, posibles alergias y fotosensibilidad, sobrecarga del hígado y riñones, y una larga lista que depende de cada medicamento.
La flora intestinal juega un rol decisivo en la salud. En este otro artículo se explican con detalle por qué es necesaria una buena flora intestinal. 
Los principales defensores de la medicina natural acusan a los antibióticos de destruir de forma indiscriminada toda la flora intestinal, debido a que no solamente mueren las bacterias patógenas, pero también se destruyen las bacterias beneficiosas, imprescindibles para la salud de una persona. Así que promueven el uso de los antibióticos naturales, los cuales respetan la buena flora intestinal. 
Una vez la flora intestinal está destruída, se tarda muchísimo tiempo y esfuerzo en reconstruirse. De hecho muchos estudios indican que es prácticamente imposible recuperarla completamente. Además, el desierto que se ha dejado es aprovechado por multitud de cepas oportunistas resistentes a los antibióticos para instalarse, como es el caso de cándida y otras levaduras.
Los productos probióticos, en forma de medicamentos o de alimentos, una dieta apropiada y otras terapias pueden ayudar a un reestablecimiento de la flora intestinal que difícilmente podrá realizarse completamente, y que se hace más difícil cuanto más avanzada es la edad de la persona, comprometiendo gravemente su salud a largo plazo.
Los estudios sobre el efecto exacto de los antibióticos en general sobre la flora intestinal es muy dispersa. 
Las empresas farmacéuticas publican estudios donde se demuestra que un gran número de medicamentos antibióticos no afecta a la buena flora intestinal, “Se probó la susceptibilidad de 44 antibióticos en 46 cepas de lactobacilos de fuentes humanas y lácteas. Todas las cepas fueron resistente a un grupo de 14 antibióticos…” (2) 
Todos los estudios realizados sobre el impacto de los antibióticos sobre diferentes cepas bacterianas se han realizado in vitro, es decir, en laboratorio, por lo que se duda que los resultados puedan extenderse in vivo, es decir, sobre la flora intestinal humana. Cuando un antibiótico es digerido, debe atravesar diversas etapas del sistema digestivo hasta llegar al intestino, de forma que se duda que el efecto antibiótico resista hasta el final. En particular, se trata de la acción del ácido clorhídrico del estómago lo que pone en duda la efectividad de los mismos. Es por ello que los medicamentos antibióticos se encuentran protegidos por una cápsula entérica, es decir, resistente al ácido clorhídrico. 
En cambio, los antibióticos naturales que se toman en forma de alimentos, pueden ser neutralizados en el estómago al no estar protegidos.
Este hecho es contrapuesto a la opinión de algunos médicos, como la Dra. Campbell-McBride (3), que afirma que los probióticos contenidos en la choucroute o col agria, tienen un mayor alcance y son más efectivos en la restauración de la flora intestinal que las cápsulas probióticas. “Los suplementos en probióticos podrían instalarse en las partes del sistema digestivo superior, mientras que los alimentos lacto-fermentados pueden llevar las bacterias probióticas hasta el sistema digestivo inferior.”. Summer Bocks (4) dice que la col agria (“choucroute”) es uno de los únicos alimentos que contiene bacterias que puede inocular y vivir en el intestino. Ella argumenta que la col protege las bacterias beneficiosas y les da una “casa” y “alimento” para que puedan llegar al intestino e instalarse.
De la misma forma que las bacterias probióticas contenidas en los alimentos llegan mejor hasta el intestino, también las substancias antibióticas contenidas en los alimentos podrían llegar hasta el intestino.
A parte de todos los estudios científicos que existen sobre el tema, personalmente comparto la opinión defendida por la Ciencia de la Vida: “Any agent which is so poisonous as to cause immediate death to any other living organism should never be consumed” (5) y por John Brisson “Any anti-microbial natural or otherwise is nondiscriminatory. Therefore it will kill off the good and the bad” (6)
A continuación se estudia un caso concreto: el efecto de la sal, especias y hierbas sobre la flora intestinal.
 

Sal, especias y hierbas

La sal y las especias se han utilizado desde tiempos inmemoriales como conservantes de los alimentos: la salazón del bacalao y del jamón en España; la choucroute o col agria y otros vegetales fermentados en países del norte oriental europeo; los productos derivados de la soja como la salsa de soja, el miso en los países asiáticos; el curry y masala en la India, etc. 
El hecho de que la sal se utilice como conservante es debido a que cuando su concentración es muy elevada, las bacterias y hongos no pueden proliferar. El efecto retardador del crecimiento bacteriano empieza a notarse desde concentraciones de sal muy bajas y tiene un efecto proporcional a medida que va aumentando. (7), (8)
El efecto de la sal sobre las diferentes especies bacterianas es diferente. Algunas de ellas toleran mejor la sal que otras, pero la diferencia no es muy apreciable entre las diferentes bacterias que suelen poblar el intestino. Los hongos indeseables que pueden proliferar en el intestino, en cambio, muestran una mayor resistencia a la sal. (7) Solamente ciertas bacterias marinas resisten concentraciones de sal muy elevadas. (8)
En el caso de la choucroute, por ejemplo, la concentración en sal es suficiente para que ciertas bacterias beneficiosas presentes en la col, los lactobacilos, puedan proliferar hasta cierto punto. El ácido láctico producido por los lactobacilos impide la posterior proliferación bacteriana indeseable. El contenido en lactobacilos de la coucroute es la responsable de sus famosas propiedades probióticas.
Si bien la concentración en sal de nuestros alimentos no es tan importante como para matar las bacterias del intestino, su efecto inhibidor no debe ser despreciado, y además, hay que considerar que los hongos o levaduras intestinales, perjudiciales a la salud intestinal, muestran mayor resistencia.
Las especias y las hierbas tienen un efecto antibiótico diferente según el tipo. La canela, el clavo y la mostaza tienen un fuerte efecto, mientras que por ejemplo el comino, cilantro, orégano, salvia, romero y tomillo tienen un efecto medio, y la pimienta y el gengibre un efecto débil. Cada especia tiene además una especificidad por cierto tipo de bacterias. En los estudios que existen sobre el tema, se especifica la acción contra las bacterias patológicas (salmonela, e.coli, aspergillus, staphylococos, etc.), pero no se detalla la acción contra las bacterias beneficiosas. (9)
 

Otros efectos a tener en cuenta

Como todo medicamento aunque sea natural, todos los productos con efecto antibiótico tienen sus efectos secundarios a otros niveles.
Son bien conocidos los riesgos de la sal sobre la salud: hipertensión, problemas renales, retención de líquidos, etc. 
El ajo y la cebolla crudos son extremadamente irritantes para el estómago, interfieren el metabolismo de los lípidos (grasas) en el hígado, perturban la función tiroidea (son goitrógenos), provocan anemia, son anti-coagulantes, etc.
El azúcar, una vez en el intestino, tiene un efecto totalmente contrario, es decir, alimenta a todo tipo de bacterias de fermentación (lactobacilos, bífidus, enterococos y estreptococos), y particularmente de forma extraordinaria los hongos y levaduras. Además de inhibir el sistema inmunitario, ser desmineralizante, conllevar el riesgo de desarrollar diabetes, etc. Consultar aquí más información sobre los inconvenientes del azúcar.
Las especias y las hierbas tienen también efectos secundarios, los cuales dependen de la substancia en concreto. Las especias son en general muy alergénicas. La pimienta por ejemplo puede provocar o agravar asma; irrita el intestino pudiendo provocar reflujo, ardor y hasta úlceras estomacales. El tomillo, por ejemplo, disminuye la coagulación sanguínea y tiene efectos estrogénicos. 
 

Emociones negativas, estrés, tóxicos, productos de higiene y limpieza, polución electromagnética, etc

El mercurio es conocido por ejercer la acción antibiótica más potente que existe. Existe mercurio en los amalgamas metálicos dentales, las vacunas, el pescado de talla grande como el atún, las industrias de carbón, pilas, termómetros de mercurio, bombillas de bajo consumo, etc. 
Las emociones negativas y el estrés también tiene un efecto inhibidor bacteriano, tal y como se explica en este estudio publicado en la revista Brain, Behavior, and Immunity: “Estudios han demostrado que la exposición a un agente estresante tiene un impacto sobre la estabilidad del microbiota y conlleva una translocación bacteriana. La importancia biológica de estas alteraciones, sin embargo, no se conoce todavía” (10)
Los productos de limpieza e higiene, además de los productos químicos perjudiciales que contienen, también presentan el inconveniente de perturbar la flora bacteriana que puebla nuestra dermis y nuestras mucosas respiratorias y vaginales, y que también es primordial para nuestra salud. 
Los fabricantes de estos productos se han encargado de utilizar los anuncios para convencernos y obsesionarnos, principalmente a nosotras las madres, sobre la necesidad de mantener un hogar limpio, hasta el extremo de la esterilidad. Sin embargo, se ha demostrado que el contacto con cierto punto de “suciedad”, es decir bacterias, es beneficioso a nuestro sistema inmunitario, sobretodo el de los niños, como forma de inmunización. Los estudios muestran que los niños que viven en el campo o que tienen animales domésticos desarrollan muchísimas menos alergias que los que viven en ciudades. (11)
Para saber más sobre los tóxicos a los que estamos expuestos de forma más habitual, consultar este otro artículo.
 

Una teoría alternativa

La Ciencia de la Vida defiende una teoría alternativa sobre el rol de las bacterias. Según su aproximación, basada en los estudios de Claude Bernard, contemporáneo de Pasteur, las bacterias tienen todas ellas una función necesaria en el organismo, y por lo tanto, no deben ser erradicadas. Se encargan de ayudarnos a limpiar el organismo de tóxicos, alimentos perjudiciales y otros productos indeseables que han penetrado en el organismo por vía respiratoria, digestiva o dérmica. Cuando no existe ninguna fuente de polución en nuestro organismo, las bacterias desaparecen naturalmente, ya que no tienen nada que las alimente. 
Sin embargo, estas bacterias suponen el inconveniente de producir residuos o toxinas que   deben eliminarse también del organismo.
Como T. C. Fry afirma en sus cursos The Life Science Health “When the body has a highly toxic condition such as inflammation, it will absorb bacteria from the intestinal cavity and transport them to the point where deadly materials have been concentrated. The bacteria then symbiotically assist in breaking up these toxic materials for elimination. Of course, the excreta of bacteria are toxic, too.
Bacteria never exist in a proliferating state where there is no food or soil for their propagation. They multiply when there is feast, and they die off when there is famine or adverse environment, hence, bacteria no more create their food supply than flies cause garbage. The garbage must preexist the flies and, on the same order, the garbage or soil on which bacteria thrive in our bodies must preexist their presence and propagation.
At their strongest, bacteria complicate disease because the by­products of bacterial fermentation or putrefaction are deadly poison. They are toxic within organisms, although the body can normally eliminate these poisons”. (12)
De esta forma, para poseer una buena flora intestinal, es necesario seguir una alimentación correcta, eliminando todo aquel alimento que no aproveche a nuestro organismo, y por lo tanto, evitando alimentar a las bacterias.  Este punto de vista también es compartido por la Dra. Campbell-McBride.
Simplemente, siguiendo una buena alimentación y un estilo de vida apropiado es suficiente para hacer desaparecer todas las bacterias indeseables.
Cuando se toma un antibiótico, se consigue eliminar temporalmente las bacterias indeseables del intestino, pero si la alimentación inadecuada persiste, las bacterias reaparecerán de nuevo poco tiempo después.
Siguiendo este razonamiento, es fácil de entender por qué se desarrolla una resistencia a los antibióticos. Mientras haya alimento que los sustente, las bacterias van a continuar existiendo en un organismo. Incluso aunque desaparezcan momentáneamente con la toma del antibiótico, la velocidad a la que reaparecerán va a depender de la cantidad de “comida” que tengan disponible. 
Para conocer más sobre esta teoría, lean en esta página
 

Conclusiones

Todos los productos con efecto antibiótico, sean naturales o de síntesis, ejercen una presión sobre la flora intestinal, de forma que se favorecen ciertas especies que son más tolerantes o resistentes a estos productos.  
Las investigaciones científicas no detallan con suficiente exactitud cuál es el impacto de los diversos productos con efecto antibiótico, así que mi recomendación es evitarlos tanto como sea posible, como medida de precaución, para evitar la resistencia a los antibióticos cuando sean realmente necesarios. Todos ellos son productos que no son necesarios de ningún modo en nuestra alimentación, y que además de su posible efecto antibiótico, tienen otros efectos dañinos.
Para evitar la necesidad de recurrir a los antibióticos es preferible prevenir, llevando un estilo de vida saludable, con una buena alimentación. Las bacterias, como todo ente viviente, no sobreviven si no se alimentan. 


Bibliografía

(1) “Principios de producción orgánica”, FAO 
(2) “Antibiotic susceptibility of potentially probiotic Lactobacillus species”, J Food Prot 
(3) “Gut and Psychology Syndrome”, Dr. Natasha Campbell-McBride
(4) “The Power of Probiotics for Digestive & Immune Healing”, Summer Bocks
(5) “The Garlic Plant”, T.C.Fry 
(6) “Fix your Gut”, John Brisson
(7) “Effect of salt content on microbiological properties in processed meat products”
(8) “The Effects of Salt Concentration on Bacterial Growth”, Ryan Marc
(9) “Antimicrobial effects of spices and herbs”, Hospitality Institute of Technology and Management St. Paul, Minnesota
(10) “Exposure to a social stressor alters the structure of the intestinal microbiota: Implications for stressor-induced immunomodulation “, Brain, Behavior and Immunity
(11) “City children far more likely to have food allergies than those living in the country”, The Telegraph
(12) “Toxemia is the universal cause of disease”

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