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La inmensa sabiduría y providencia del cuerpo

Tuesday 3 rd May 2016

Este artículo se ha extraído de la lección  “The Immense Wisdom And Providence Of The Body", de T.C.Fry.
El cuerpo humano posee una inteligencia que es incomprensible para nuestro intelecto. 
Cuando observamos la inmensidad de la multitud de facultades que posee el cuerpo humano, quedamos asombrados de la enorme inteligencia sustentada por los cuatrillones de procesos conducidos por el cuerpo diariamente y por la precisión en que son realizados. 
 

La sabiduría del cuerpo excede miles de veces el poder del intelecto. Tan grande es el talento del cuerpo que deberíamos adoptar la siguiente actitud: Nunca interferir con el dominio vital. Al interferir lo más probable es que estés dañando. Todo el conocimiento y sabiduría de la civilización actual no iguala la inteligencia exhibida por las operaciones de una simple célula del cuerpo. Lo mejor que se puede hacer es disponer el entorno externo para hacerlo más favorable al organismo. Lo único que se puede hacer para ayudar al cuerpo es dejarlo inteligentemente tranquilo. El sabe lo que está haciendo, tú no. 
 

La sabiduría y providencia del cuerpo 

Providencia es la capacidad de anticiparse a las necesidades y proveerse de ellas. El cuerpo siempre es providente, y toda providencia implica sabiduría. La reproducción es un tipo de providencia, es la previsión de que la especie pueda sobrevivir. La complejidad de la previsión reproductiva desafía el intelecto in su profundidad y detalle.
La nutrición y eliminación son previsiones para asegurar que el organismo sobreviva. De la misma forma, la complejidad y subtilidades de estos procesos desafían el intelecto humano.
Se considera que la sabiduría es conocerlo y entenderlo todo de un tema determinado. Sabiduría es la comprensión de una materia en su extensión y en profundidad, y un dominio de ella que permite tomar el curso de acción correcto.
La sabiduría del cuerpo comprende la multitud de facultades en el cuerpo que reconocen, comunican y responden efectivamente. Por ejemplo, si se muerde una manzana, todo el sistema se deleita. Si se muerde una manzana que ha sido inyectada con una solución de soda cáustica, inmediatamente se reconoce el peligro, escupiendo y corriendo a por agua para diluir y eliminar el veneno. La repulsión de materia tóxica es tan natural como el deleite de productos beneficiosos.

La sabiduría de la célula

La sabiduría de una sólo célula excede todo el conocimiento acumulado de la raza humana hasta el momento. Cada célula es, casi literalmente, una ciudad en sí. Es un organismo auto-contenido. La membrana es como la muralla de una gran ciudad. Dentro hay numerosos habitantes, la mayoría de ellos disfrutando una existencia dentro de la célula de la misma forma que la célula disfruta dentro del cuerpo. Todos los componentes de una célula actúan para el beneficio mutuo y para el bienestar del organismo huésped.
Si nos maravillamos de la complejidad de la célula, entonces todavía nos asombraremos más del cuerpo humano. El cuerpo humano posee alrededor de 125 trillones de células. El cuerpo humano es una super ciudad.

La inteligencia multicelular y relaciones intercelulares

Si una célula está caracterizada pour la sabiduría de sus infinitas facultades, entonces pensar en la sabiduría que un centenar de trillones de ellas en un organismo. Pensar en la grandeza de la sabiduría que guía el destino de cada una de las células de un cuerpo tan complejo.
La células contiene la mitoncondria, cuyas características son propias de un organismo en sí mismo, también. Si una célula es una colonia de sofisticadas bacterias que se han unido para beneficio mutuo, entonces el cuerpo es también un conjunto de sofisticadas células que se han unido para beneficio mutuo. 
Las células se han aliado en una unidad que llamamos organismo para especializarse en funciones complementarias coordinadas para el bien mutuo. 
Haciendo alianzas con otras células, se ha creado un coordinador supra-celular para coordinar las actividades de todas ellas. Es el llamado sistema nervioso o cerebro de los organismos multicelulares.

Determinando la inteligencia de los fenómenos físicos

¿Qué tipo de inteligencia se requiere para que el cuerpo reconozca la comida y secrete las enzimas correctas para su digestión? ¿Qué tipo de inteligencia se requiere para crear las enzimas?
Cuando empezamos a hacer estas preguntas exhaustivamente, empezamos a descubrir la inmensurable sabiduría y providencia de cada facultad de la vida. 
A continuación se cita un texto de fisiología donde se destaca la inteligencia de las facultades del cuerpo:
“A menudo los tejidos del cuerpo se reducen a un tamaño inferior. Por ejemplo, esto sucede en el útero después del embarazo, en los músculos durante largos períodos de inactividad y en las glándulas mamarias al final de la lactancia. Los lisosomas son probablemente responsables de esta regresión, ya que se observa en éstos una gran actividad. Sin embargo, el mecanismo por el cual la falta de actividad en un tejido causa que los lisosomas incrementen su actividad es algo completamente desconocido.
Otro papel especial de los lisosomas es la eliminación de células dañadas de tejidos dañados por el calor, trauma, productos químicos o cualquier otro factor. El daño a una célula causa la ruptura de lisosomas y la liberación de hidrolasas las cuales empiezan inmediatamente a digerir las substancias orgánicas de alrededor. Si el daño no es importante, sólo una parte de la célula será eliminada, seguido de su reparación. Pero si el daño es importante, la célula entera será digerida, en un proceso llamado autolisis. Entonces una nueva célula del mismo tipo se forma por reproducción de mitosis de una célula adyacente.
Lo que esto realmente significa es que las partes del cuerpo que no están en servicio se atrofian y los lisosomas son los responsables de la regresión de éstas. Pero aunque no reconozcamos la sabiduría de la pérdida de las facultades sin uso, hay una inteligencia que crea y destruye las facultades relacionadas con el embarazo, lactancia y musculatura.”
La magnitud de la inteligencia involucrada en detectar condiciones erráticas, comunicarlas con el cerebro, evaluar los informes, determinar el curso de las acciones y responder con órdenes coordinadas a todas las células y sistemas del organismo para dar el resultado apropiado está más allá de la comprensión humana. 

El cerebro como protagonista

Para que pudiéramos entender la magnitud del dominio del cerebro y la cooperación de cada célula con este dominio, necesitaríamos un intelecto infinitamente más desarrollado que lo que es. 
Como ya se ha dicho, el cuerpo posee alrededor de 125 trillones de células. Es difícil de imaginar unos pocos centenares de personas viviendo juntos armoniosamente, entonces, ¡imagínese los cuatro billones de individuos en la tierra actuando al unísono! Y esto no es nada comparado con el cuerpo. ¿Puede imaginar 36.000 tierras, cada una con 4 billones de habitantes, actuando al unísono?
El cerebro coordina las actividades de un número astronómico de células, las cuales están al servicio del cerebro, el cual, a su vez, sirve también a todo el organismo. 
Cuando una célula se vuelve “independiente”, es decir, sus mecanismos de control están dañados y ya no posee la inteligencia innata de cooperar con las otras, es una célula parásita, que consume las fuentes del organismo pero no contribuye al bien de éste. Estas células son cancerígenas. Una célula cancerígena aparece debido al continuo asalto de substancias tóxicas que perturban y destruyen la inteligencia innata codificada. 
El cerebro es la facultad suprema del cuerpo y es tratado de forma real. Recibe lo mejor, es servido y mantenido operacional, aunque suponga el sacrificio de millones de células, es el principal protagonista en nuestro cuerpo.

 

Conocimiento, experiencia y recursos para los procesos de curación

¿Puede dudarse que el cuerpo es auto-reparador después de observar qué sucede cuando se sufre un corte, una fractura de huesos u otras heridas?
¿Puede alguien no darse cuanta de que cualquier intrusión en el dominio vital es errónea, que obstruye e interfiere con los procesos que muestran mucha más sabiduría de lo que nunca se puede imaginar?
¿Puede dudarse que toda acción del cuerpo es inteligente y con un propósito?
¿Puede dudarse que los síntomas de una enfermedad evidencian la acción del cuerpo de purificarse y curarse a sí mismo?
¿Puede dudarse que los procesos de una enfermedad son remedios fisiológicamente correctos?
¿Puede dudarse que un organismo con el poder de desarrollarse a sí mismo en un ser humano soberbio a partir de un óvulo fertilizado es menos capaz de gestionar sus asuntos internos?
¿Puede alguien presumir un conocimiento de las necesidades internas del cuerpo mejor que el cuerpo en sí?
Es muy insensato, e incluso peligroso, que alguien presuma una habilidad o conocimiento superior que la del cuerpo. ¡Dejad el cuerpo inteligentemente tranquilo!

Las acciones del cuerpo siempre son las correctas

Se dice en broma que “nosotros somos nuestros peores enemigos”, pero esta frase guarda mucha verdad.
Esto me recuerda una historia. Dos hombres caminaban por una calle cuando observaron un gran piano aparentemente atascado en una entrada de una casa y dos hombres dentro intentando moverlo. Los hombres de fuera ofrecieron su ayuda y empezaron a empujar para hacer entrar el piano. Después de media hora de esfuerzos inútiles, uno de los hombres de dentro comentó que nunca antes habían tenido tantos problemas para sacar un piano de una casa. “¿Sacarlo de casa?”, dijo uno de los hombres de fuera. “Nosotros estábamos intentado ayudar a entrarlo”.
Cuando consideramos nuestro intelecto superior a las obvias demandas del cuerpo en una crisis, exhibimos una enorme ignorancia. La única forma de ayudar el cuerpo es cooperar con él, suministrarle sus necesidades de acuerdo con su condición. Esto es lo mejor que se puede hacer. Esto es lo que significa “dejar el cuerpo inteligentemente tranquilo”. 

Programando el intelecto para exuberante bienestar

Puede que ya se haya convencido de que el cuerpo está construido para operar perfectamente.
El cuerpo es un instrumento perfecto cuando sus necesidades son cubiertas perfectamente. Existe actualmente mucho sufrimiento y enfermedad debido a que el intelecto a menudo mal interpreta los procesos del cuerpo y contraviene a sus necesidades.
Aprende a confiar en el cuerpo. Aprende cómo proveerlo adecuadamente y verás cómo funcionará correctamente en las adversidades o en la prosperidad.
De la programación incorrecta de nuestro intelecto se derivan los errores que minan y destruyen la salud.

 

 

Comentarios de Gemma


“Sólo se que no se nada” - Sócrates siglo V a.C.

Un día de lluvia vi a un caracol subir por la ventana de nuestra casa. Se debe haber perdido, pensé, así que salí fuera y lo coloqué encima de una hoja en el jardín. Al día siguiente, antes de entrar en casa, me fijé que no era uno, sino que una multitud de caracoles estaban subiendo por las paredes de casa. Entonces me di cuenta que aquél caracol no se había perdido, sino que estaba haciendo lo que su instinto le indica, seguramente buscando refugio en las alturas cuando ha llovido demasiado y el suelo puede ser peligroso para ellos. 
La especie humana se cree más la más inteligente del planeta tierra. Cada vez más descubrimientos científicos nos demuestran lo equivocados que estábamos respecto a nuestras teorías científicas anteriores. Los errores de concepción científica se han sucedido sin parar a lo largo de la historia, pero no hemos aprendido nunca a ser humildes.
Hemos llegado incluso a querer modificar la meteorología a nuestro antojo, tirando nitrato de plata para provocar la lluvia; a modificar el código genético de las especies y hacer clones; todo ello creyendo que se trata de buenas intenciones para mejorar la vida en el planeta. Pero, ¿qué hemos conseguido? Cada intervención humana sobre el planeta lo único que hace es empeorarlo. Los hombres no saben nada, la madre Naturaleza lo sabe mejor.
En nuestra sociedad occidental se consideran los médicos como dioses, son las verdaderas autoridades en salud. Lo que dicen debe seguirse al pié de la letra para poder sanar, y nos amenazan con grandes fatalidades en caso de que no se obedezcan. También, muchas personas leen algún artículo sobre dietas en una revista del corazón y escuchan en la radio o la tele algún programa sobre nutrición y creen que ya conocen perfectamente qué es comer sano.
Una de las primeras cosas que aprendí cuando empecé a utilizar la medicina alternativa es que la medicina convencional estaba equivocada. Entonces los dioses pasaron a ser naturópatas y homeópatas. Después de muchos años de seguir un sinfín de terapias y ver que ayudaban a curar sólo temporalmente, ya que las mismas enfermedades volvían otra vez al cabo de un tiempo, y de ver cómo las diferentes aproximaciones sobre nutrición se contradicen las unas a las otras, llegué a la conclusión de que el intelecto humano, la razón y la ciencia, también se equivoca. Entonces descubrí que nuestro cuerpo conoce perfectamente la forma de curarse: a través de la enfermedad. Los síntomas que sentimos como enfermedad no son más que las manifestaciones de que el cuerpo está sanando. Cuando impedimos la enfermedad, sea por métodos convencionales o naturales, estamos impidiendo la curación. Este tema se tratará con profundidad más adelante en el siguiente artículo. Así que la inteligencia humana no sabe nada, la inteligencia del cuerpo lo sabe mejor.
Pero, evidentemente, la inteligencia del cuerpo tiene límites, y si no suministramos al cuerpo los requerimientos necesarios y lo atacamos con elementos perjudiciales al final no es capaz de sanar. Entonces, ¿cómo podemos saber cuáles son las condiciones que necesita el cuerpo para poder realizar sus funciones plenamente? Como hemos dicho anteriormente: la madre Naturaleza, o una Entidad Superior o el alma, lo saben mejor. Observemos, aprendamos y cumplamos lo que estas fuentes de verdadera inteligencia indican. Observemos los animales en la naturaleza, la anatomía y fisiología del cuerpo humano, las señales que nuestro cuerpo nos envían, y para las personas creyentes en un dios, las enseñanzas que Dios nos dió (todas las religiones dan buenos consejos relativos a la salud, por ejemplo, el ayuno).
En este artículo anterior, se describe con detalle las deducciones a las que se puede llegar al observar la Naturaleza, y, por lo tanto, el régimen alimenticio y las condiciones de vida que los hombres deberíamos seguir. En el presente artículo se ha mostrado el poder e inteligencia del organismo humano, y cómo el intelecto se equivoca. El el próximo artículo mostraremos cuáles son las consecuencias de las intervenciones medicinales.

 

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